REVIEW: Dallas Buyers Club.
- Yev O. P.
- 27 jun 2014
- 2 Min. de lectura

Si quieren ver una excelente película relativamente nueva tienen que ver Dallas Buyers Club. Esta película, tan inteligente como entretenida (difícil combinación que aquí se logra a la perfección), trata sobre un cowboy electricista texano homofóbico con SIDA que le quedan sólo 30 días de vida. Su nombre: Ron Woodroof, un antihéroe super-moral con el rostro pálido y demacrado, interpretado por un McConaughey mejorado -con ésto yTrue Detective, McConaughey se ha ganado todo mi respeto y admiración. En Dallas Buyers Club, Woodroof pasa de la homofobia más pendeja a la empatía más humana en menos de una hora [de film], luego de conocer y tratar a Rayon, un transexual sidoso interpretado por el también redimido de los últimos tiempos actorales, Jared Leto. No por nada ambos ganaron el Oscar por esta película (en realidad eso era todo lo que la Academia de mierda podía dar a una película tan transgresora).
Dallas Buyers Club no es tanto sobre si Ron Woodroof logra sobrevivir a la enfermedad o no, sino sobre lo que hace y descubre mientras trata de sobrevivir a la enfermedad. Entre la basura que se encuentra: instituciones médicas corruptas e irracionales que no ven por el bienestar de sus pacientes moribundos, un sistema que apoya a dichas instituciones y que destruye vidas humanas en nombre de la Legalidad, el lado puto de la homofobia texana y la hombría de la homosexualidad. (¿No parece ya suficientemente bueno como para no seguir leyendo este review cagado e ir a ver la película de inmediato?) Por lo anterior, bien podría calificar esta película de foucaultiana, ya que pregona un ilegalismo vitalista contra-institucional y archi-individualista, y por criticar directamente las estructuras de conocimiento y poder que se hacen una sola a la hora de oprimir a los buenos individuos en nombre del Capital y la Razón (¿razón de qué y para qué?).
Pero Dallas Buyers Club no sólo es eso; también es una película muy divertida, con buenos chistes, buenos manejos de cámara, buena fotografía, y con gente guapa haciéndola de buenos hombres y buenas mujeres (y hombres-mujeres) en decadencia física y moral, todos en búsqueda de redención física y moral. La moraleja de Dallas Buyers Club: a la mierda con las instituciones si puedes salvarte tú mismo... Dense un tiempo y gocen esta obra de superioridad moral, actos buenos que parecen malos (pero nada es bueno ni malo, sólo es útil a la vida o no) y anarquía funcional (aunque siempre cochina).
Calificación: A+
Comments